sábado, 2 de marzo de 2013

101 Experiencias de filosofía cotifiana, capítulo 32: ¨Resistir el cansancio¨

En este artículo sobre un capítulo del libro ¨101 experiencias de filosofía cotidiana¨ trataremos de reflexionar un poco sobre el cansancio, algo que experimentamos todos prácticamente a diario y también sobre cual es nuestra sensación a resistir el cansancio. Con este artículo se demuestra también, que en el mundo de la filosofía no es necesario elegir un tema muy complejo y que requiera grandes conocimientos para poder hacer una reflexión filosófica.

Sería difícil tan solo imaginar una vida en la que no existiera el cansancio, los espuerzos, la fatiga, y en la que vivieramos en un reposo continuo y absoluto. Definiremos cansancio como la falta de fuerzas después de realizar un esfuerzo físico, intelectual o emocional o por la falta de descanso. En este breve artículo, siempre que hablemos de cansancio nos referiremos al concepto de cansancio que hemos definido con anterioridad, ya que existen ciertas enfermedades (más o menos corrientes) que producen de por sí cansancio en las personas que la sufren si necesidad de realizar un determinado esfuerzo.

El cansancio, bajo mi punto de vista, puede ser visto de, al menos, dos posturas diferentes: una en la que la persona que ¨sufre¨ (en este caso) el cansancio lo ve como un motivo de depresión, y otra en la que la persona que lo experimenta, se siente ciertamente reconfortado al ver finalizado el esfuerzo realizado y el resultado de tal esfuerzo.

En mi opinión, estas personas que no ¨soportan¨, por asi decirlo, mínimamente el cansancio, son personas que siempre van a poner pegas a la hora de hacer cualquier cosa y de realizar cualquier actividad, porque aunque cada vez, con las nuevas tecnologías que están progresando a un ritmo muy alto, tengamos que realizar menos esfuerzos físicos (que no mentales), tenemos que hacer algún tipo de esfuerzo diariamente.

Por el contrario, aquella persona que tenga una mentalidad en la que se vea el cansancio como una vía, o un proceso por llamarlo de alguna manera, para conseguir un objetivo (por pequeño que sea) y tenga asumido que es inevitable, simplemente se acostumbrará a ese cansancio y no pondrá tantas pegas a la hora de hacer cosas, y por lo tanto será algo más feliz.

Estas diferentes concepciones de cansancio dependen de la personalidad y de la educación que ha recibido cada persona.

En mi experiencia de resistir el cansancio, elegí el cansancio físico, yendo a correr una tarde hasta que el cuerpo aguantara. Para resistir este tipo de cansancio físico resulta esencial estar bien mentalizado, ya que si te rindes y paras cuando te sientes un poco cansado e incómodo, no se le podría llamar resistir. Cuando llegas a este punto en el que ya te sientes algo cansado e incómodo, ya es cuando estás empezando a resistir de verdad, y es esta la parte más dura del experimento. En ese momento, el tiempo sientes que pasa más lento y lo que deseas realmente es parar a descansar.

Una vez has acabado, te sientas a descansar, y cuando recuperas fuerzas la verdad es que la sensación no es del todo negativa. Dejando aparte el desgaste físico y la fatiga, este esfuerzo me provocó una gran subida de autoestima, ya que había tenido la fuerza de voluntad de no parar y seguir resistiendo, y te demuestras a ti mismo que eres capaz de hacer cosas de las que tu no eres completamente consciente.

Está ya en la mentalidad de cada uno el hacer frente al cansancio desde una postura u otra.





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